Barcelona Shemale Escort Review: Isabelly Dior en Palma de Mallorca. Repitiendo con Isabelly Dior.
Autor: badmotor2008
Como cada verano, Isabelly Dior pasa unos días por Mallorca. Y yo no fallo a mi cita con ella. Sabía que vendría en julio. En cuanto tuve un hueco, llamé para ver si podíamos reencontrarnos esa misma tarde. Isabelly llevaba dos días en la isla. A pesar del buen rollo que hay con ella, por teléfono me muestro cortado y nervioso. Quedamos dos horas más tarde. Acabo de arreglarme y salgo con el coche hacia Palma. Ansioso y nervioso durante todo el camino. Conozco la dirección y el piso. El mismo en el que se ha quedado los últimos veranos. Llamo desde abajo, abre el portal y subo con el ascensor. Sin necesidad de tocar al timbre, la puerta se abre. Ella está detrás. Entro y se cierra la puerta. Sonrisa de bienvenida, dos besos y me invita a pasar al cuarto. Esta vez es uno distinto. Iniciamos la charla. Me encanta su desparpajo. Hace que me sienta cómodo al instante. Me ofrece bebida y me dice si quiero ducharme. Vengo limpio de casa pero acepto una ducha rápida. Entre el calor veraniego y mis nervios durante el camino, algo he sudado. Me acompaña hasta el baño, me da una toalla limpia y enciende la luz. Todo amabilidad.
Vayamos a su vestimenta. Me recibe en plan cañero. Traje de rejilla negro, tanga minúsculo del mismo color. Medias de rejilla, negras también. Botas grises muy altas que tapan sus rodillas. Melena rizada suelta, rostro maquillado, mirada profunda con esos ojazos tan expresivos. Uñas largas pintadas en color rojo.
Vuelvo al cuarto tras la ducha fría. Isabelly me pregunta hasta dónde quiero llegar hoy. Nos conocemos, pero quiere saber más. “Las personas cambian”... me dice. Repasamos los límites rápidamente. Ella pilla todo al vuelo. Podemos empezar. Me quita la toalla que envuelve mi cintura y quedo desnudo frente a ella. “Al suelo”... me ordena. Isabelly se sienta en el borde de la cama y yo me arrodillo. “Huele mis bragas”... escucho. Olfateo y compruebo que huelen de maravilla. Noto el bulto de su sorpresa atrapado en el tanga y me excito. Acaricio por encima. “Venga. Sácala por un lado”... me dice. Lo hago y empieza a crecer solo de mantenerla en mis manos. “Chúpamela”... ordena. La introduzco en mi boca. No solo huele bien. También sabe de maravilla. En segundos la tiene dura como una piedra. Yo estoy babeando. “Cómetela entera”... escucho. Y lo hago. Hasta la base aguantando la posición. Ella gime pero quiere más. Aguanta mi cabeza con sus manos y embiste con fuerza. Ahí ya me cuesta aguantar su ritmo. Salgo a coger aire y ella se acerca a mi cara para escupir en mi boca. “Cómemela como más me gusta. Hasta el fondo”. Engullo y, tras unos segundos, vuelven sus sacudidas. Me levanto y junto nuestras pollas. Agito con mis dos manos. Ella pellizca mis pezones. Sube la presión de sus dedos haciéndome chillar. Me excita que lo haga y lo sabe. Mi polla responde. Busca mi culo con sus dedos y empieza a introducirlos. Yo sigo masturbando ambas pollas. Me encanta.
Se tumba en la cama y yo quedo de rodillas frente a ella. Coloca una de sus piernas sobre mis manos. “Quítame la bota”... escucho. Desabrocho la cremallera y estiro. Ella levanta su pie hasta mi boca y me ordena chuparlo. Saco mi lengua y lamo la planta de su pie. Me como su dedo gordo. Entre las medias de rejilla, veo que las uñas de sus pies están pintadas en el mismo rojo que las de sus manos. Ordena que le quite la otra bota. Ella retira su tanga y me hace comer polla de nuevo. “Trágatela entera”... escucho. Así lo hago, y recibo otra vez sus embestidas. Isabelly te folla la boca incluso cuando está tumbada. Me hace salivar. Me limpio. Se da la vuelta y me ofrece su culo. La visión de Isabelly desde atrás es espectacular. Chupo su polla pero no es fácil. Decido masturbar y trabajar con mi lengua su agujero. Antes de hacerlo, repaso la zona de sus huevos y ella se estremece. Me acerco hasta su agujero y presiono. Entro y me deleito saboreando su rico culo. Ella gime y mueve su cabeza, agitando su larga melena al hacerlo. Parece que ambos disfrutamos con el beso negro.
Se incorpora. Ahora yo estoy tumbado y ella taladra desde arriba. Ahí no hay escapatoria. Ella domina la situación y me lleva al límite. Tengo problemas para respirar. Hago fuerza para irme hacia atrás pero no puedo. Sus manos aguantan con firmeza mi cabeza. Sale de golpe cuando quiere y me escupe en la cara. “Te voy a dar lo tuyo”... me suelta mientras busca condones y lubricante. “A ver si es verdad”... me atrevo a contestar. Coloca un cojín en mi espalda, enfunda su pollón y echa lubricante. Abre mis piernas. Agarra mi polla con su mano, totalmente dura, y masturba. La envuelve con sus labios. El placer de su lengua trabajando mi glande dura poco. Se echa hacia atrás y empieza a clavármela. Su polla negra abre mi culo sin aparentes problemas. Es muy larga y, al sentir el choque de sus huevos contra mis nalgas, duele y me quejo. Ella sale. Más lubricante en su herramienta. Y también en mi culo. Lo reparte masajeando con sus dedos. Vuelve a penetrar. Poco a poco. Hasta el fondo. Se queda inmóvil unos segundos. “No duele”... digo yo. Agarra mi polla y masturba. Escupe sobre ella. Empieza a encularme. Sus embestidas suaves duran poco. Sacude con fuerza. Levanta mis piernas y las empuja hacia mi cabeza. Se echa encima de mí y me folla a lo bestia. Con violencia. Mi esfínter puede con su herramienta pero me cuesta aguantar el ritmo de su taladreo. Seguido y profundo. ¡¡Qué manera de follar!! Cuando parece que afloja, agarra mis pezones y los pellizca con fuerza. Chillo. Duele y disfruto al mismo tiempo.
Sale de mí unos instantes. “A cuatro patas”... ordena entonces. Me voy al borde de la cama y ofrezco mi culo. Tras un rápido cambio de condón, vuelvo a tenerla dentro de mí. “Levanta el culo”... me dice. Arqueo la espalda y veo mi reflejo en el espejo de la pared. La escena me da morbo. Embestidas fuertes, como si quisiera romperme. Me da tanta caña que pierdo el empalme inicial. Ella sigue a lo suyo. Clava sus uñas en la parte baja de mi espalda. Al rato, sale y se quita el condón. “Un poco de descanso para tu culo”... me suelta. Su polla sigue durísima. La introduzco en mi boca e intento chupar. Pero las manos de Isabelly vuelven a coger mi cabeza. Me folla la boca a su antojo. Vuelvo a salivar. Cuando baja el ritmo, agarro su polla y chupo. Me gusta sentir su dureza en mi mano. Busco sus pechos con mi otra mano. Son preciosos y hoy apenas les he hecho caso. Acaricio y manoseo. Muy blandos al tacto. Pellizco sus pezones mientras sigo tragando polla.
Isabelly coge un nuevo condón. Se acabó el “descanso”. Cojín a mi espalda y follada mirándome a la cara. Lo mismo que hizo en su primera enculada. Aunque mi ojete está cada vez más abierto, cuando embiste con fuerza me hace gritar. Esa potencia y profundidad no la he visto en ninguna chica. Escupe en mi boca y tortura mis pezones sin dejar de encularme.
Nuevo cambio de posición. Ella se sienta sobre la cama para que yo haga el ascensor. Voy a colocarme de cara a ella pero sugiere que lo haga de espaldas para verme en el espejo mientras lo hago. Buena idea. Me la meto y empiezo el sube-baja. Como esperaba, llegan sus embestidas. No importa si ella está de pie, tumbada o sentada. Me doy la vuelta para seguir subiendo y bajando. Ahora Isabelly pellizca mis pezones. Me masturba también. Embiste de manera más suave. En esa postura mi erección vuelve a ser total. Ella sonríe. El placer es tan alto que rozo el orgasmo. Logro controlarlo. Habría estado genial correrme en sus pechos pero sé que faltan cosas por llegar. “¿Qué quieres?”... pregunta entonces. “Quiero tu lechita”... respondo tras pensarlo un instante. “¿Dónde la quieres?... añade ella. “En mi boca”... contesto. “Vale, pero antes te follaré el culo con fuerza. Aguanta, ¡¡eh!!”... me suelta. Y lo de antes qué era... pienso yo. “A cuatro patas”... ordena. Nuevo condón y me la enchufa. Más taladreo a lo bestia que aguanto como puedo. Siento lo mismo que antes. Mi culo se traga su polla sin grandes problemas pero mi cuerpo se rinde ante la potencia de sus embestidas. Estoy empapado en sudor.
Al baño. Me arrodillo y admiro su cuerpo erguido desde un nivel inferior. “No te daré nada hasta que la tengas bien dura”... me suelta. Me masturbo y empalmo enseguida. Ella hace lo propio. Me pone a mil esta situación de espera. De repente, su lluvia dorada impacta en mi cara. Abro la boca. Isabelly dirige el chorro hasta ella y empiezo a tragar. Ahora siento su calor atravesando mi garganta. Apunta a mi pecho. Vuelve a mearse en mi cara. Busca con el chorro continuo mi polla y descarga sobre ella. Sigo masturbándome. Cuando veo que la intensidad de la lluvia cesa, llevo mi boca hasta su polla para que descargue dentro de mí. La introduzco en mi boca y exprimo las últimas gotas. Saboreo el regalo. Sus manos vuelven a deslizarse por el tronco de su polla. Yo sigo masturbándome. Llegan sus gemidos. Cada vez, más intensos y seguidos. “Me corro, me corro”... suelta Isabelly entre sollozos. Abro bien la boca. Mantengo la lengua fuera y recojo su corrida. Caliente y de consistencia líquida. Nuevos espasmos y más leche que saboreo antes de tragar. Alcanzo mi orgasmo con su rica leche bajando por mi garganta. Cuando acaban sus gemidos, atrapo su polla con mis labios y la limpio. “¿Te has corrido?”... pregunta ella. “Por supuesto. Al mismo tiempo que lo hacías tu”... respondo.
Ducha final. Un rato de agradable charla y me voy. Antes de hacerlo, pago el servicio de la intensa sesión que acabo de tener. Me encanta repetir con Isabelly. Me acompaña a la puerta y me despide con dos besos.
Added on February 09, 2017 at 12:00 am