Barcelona Shemale Escort Review: Byanca Carvalho - Noche de locura con Byanca Carvalho en Madrid
Autor: Donostiarra
Con este relato, quiero reflejar tambien, aquello que muchas veces no vemos. La persona, detrás de la profesional.
Tras un viaje algo accidentado, llegué a Madrid. Fui al hostal donde iba a alojarme y aproveché para darme una ducha. Tras asearme, bajé a esperarla. Yo estuve pendiente y mirando a todos lados, y no la veía. Sólo veía un monton de gente pasando, cuando de repente, veo a una figura que se me acerca, con rostro reprobador “Eres muy malo, a mi no me has visto, pero yo te he visto desde el principio” yo me sentí mal en aquel momento e intenté disculparme cuando me dio un beso. Mmmmmmmm. Le dejé paso y entramos dentro, en todo momento intentaba comportarme como un caballero (siempre he intentado serlo por mi educación) pero no podía dejar de observarla mientras caminaba delante de mí.
Subimos a la habitación y una vez dentro, empezamos a preparar la velada, al tiempo que me dijo “Apaga la luz y desnúdate” Yo, presto a obedecer aquel tono de voz, que era a su vez autoritario, pero con un deje de diversión. Apagué la luz y me desnudé, mientras ella se preparaba. Yo, con los nervios a flor de piel (no sabía exactamente lo que vendría, ya que realmente era una sorpresa) cuando la veo andar hacia mi, con los andares de una depredadora. Un atuendo que dejaba muy poco a la imaginación, una braguita negra y un calzado de tigresa. No pude evitar besarle los pies, tal es la admiración que me produce Byanca, al igual que mi fascinación por hacerlo. Me regodee besando y lamiendo sus zapatos y sus pies y ligeramente sus piernas, mientras ella apoyaba su libre pie sobre mí, afianzando su autoridad sobre su putita de la noche.
Hizo levantarme, al tiempo que ella, con sus hipnóticos andares se acercaba a la cama y se tumbaba. “Vas a superar tu marca, mamona?” me preguntó con su timbre de voz, que hace que tu cuerpo se estremezca de placer. “No se si seré capaz de conseguirlo” Nada más decir aquello, hizo que comenzase a lamerla (Sobra decir, que me encanta hacerlo, saborear la piel y que su olor corporal me vuelva loco). Empecé por sus piernas, pero mi cuerpo y mi cabeza tiraba hacia arriba. Llegué hasta la zona crítica y la besé por encima de la braguita, sintiendo como se hacía más dura. Empecé a quitársela y me lo llevé a la nariz y la oli. “Mmmmmmmmm, es embriagador. Me encanta” En este punto, pierdo totalmente la noción ya que me abalanzé sobre ella. Me amorré a su verga y comenzé a besarla y lamerla, jugar con ella, ponerla aún mas dura si cabe. Byanca se empezó a poner como loca y me agarraba de la cabeza, follandome literalmente la boca. Por desgracia, aquella vez mi garganta no estaba dispuesta a ser plenamente usada. Me entraron los sofocos y las toses. (Todos tenemos nuestros días y estaba claro que no era el mio al 100%).
Byanca se apiadó de mí, viendo que lo estaba pasando bien. “Dije que esta noche disfrutaríamos”, así que se tendió cual princesa es, y dijo “Disfruta de tu manjar. Sé que estabas deseando comerme” Creo que mis ojos debieron de iluminarse. ¡Me iba a dejar saborear cada centímetro de su piel! No podía creérmelo. Así pues, como buen caballero, no desperdicié ni un ápice, para poder saborear cada centímetro de su piel brasileña. Perdí la nocion del tiempo, dedicándome a saborear y oler su cuerpo; sus pies, sus dedos, sus piernas, la ingle, sus huevos, su polla dura, su ano (que sabroso!), sus brazos, su cuello mmmmmm ¡Todo lo que pude! Yo estaba babeando y jadeando, por mi propio placer y más cuando oía los ronroneos y los jadeos de Byanca.
“Levantate y ponte a cuatro patas, puta” me ordenó. Yo obedientemente me coloqué y al principio me revolví al sentir una ligera molestia (estaba claro que no estaba yo al 100%) Byanca me tranquilizó y unos segundos mas tarde, me dijo “¿La sientes? La tienes toda dentro” uffffff yo estaba como loco en ese momento, pues era verdad. Que alguien tenga esa delicadeza y paciencia con uno, no tiene precio, puesto que al final se consigue lo que se quiere. Empezó suavemente y al ver que aguantaba comenzó literalmente a perforarme cuando empezé a bufar y resoplar. ¡Byanca estaba muy caliente y quería destrozarme! Pensé en eso, cuando vi que tras un rato rebajaba el ritmo. “Te he dicho que hoy vas a disfrutar y probar nuevas cosas, puta” Tras salirse de mi dolorido culo se tumbó bocarriba “métetela tú, follate el culo” ufffff estaba por las nubes, me costó un poco (era mi primera vez) pero enseguida comenzé a moverme, torpemente al principio, alternando subir y bajar con los movimientos de lado. Yo a esas alturas estaba con la líbido por las nubes, la excitación subía por momentos y yo jadeaba como una perra.
Así estuvimos un buen rato, hasta que dijo Byanca “voy a correrme, ¿dónde quieres la leche, putita?” “En la cara” Solo pensar en sentir esa leche caliente derramarse por mi cara me tenia obnubilado. Me alzé jadeante y me hizo tumbarme en la cama, al tiempo que empezó a tocarse y jadear excitadísima. Yo estaba jadeando tanto del placer sufrido, como del placer que iba a tener al sentir su leche por mi cara y jadeante, me derramó una copiosa corrida en mi cara. ¡Joder que de leche! Byanca estaba cachondísima. “Ahora quiero tu leche, quiero que te corras como la puta que eres” Acto seguido, comencé a pajearme y tras unas cuantas palabras excitantes de Byanca me corrí sobre mí.
¡Dios mio! Estaba exhausto. “Duchate, que aún nos queda toda la noche por delante” Obediente, me duché y después lo hizo ella. “Traeme las bragas” me dijo Byanca. Aquí ocurre una de las anécdotas de la noche más curiosa. ¡No encontraba sus braguitas! Me volví loco, miré por todos lados y no las veía. Se lo dije y entre risas, dijimos los dos “jajajaja las bragas voladoras” Nos reímos ambos, pero me hizo buscarlas sin cesar. Al final las encontré, en el suelo, pero yo ya había mirado ahi y¡ no las había visto! Cuando me puse las bragas en la boca y nariz, seguramente, acto seguido las lancé al aire, en vez de dejarlas en un sitio.
Noche
Así pues, una vez arreglados los dos, salimos a disfrutar de la loca noche madrileña. Como bien le comenté a Byanca, la ultima vez que salí por Madrid fue hace un buen puñado de años y tenia un maravilloso recuerdo. No caminamos en exceso, por respeto a los pies de Byanca. ¡Esos tacones matan!
Primero fuimos a cenar a un restaurante, que a Byanca le gustaba. Lo malo fue la espera, casi tuvimos que esperar ¡una hora! Byanca estaba que echaba chispas, por que habia gente que se coló. Una espera larga, que mereció la pena. Cenamos tranquilamente y a pesar de haber mucha gente, el ambiente no era cargado. Ambiente distendido en el que yo me comía con los ojos a Byanca. Observaba a Byanca, sus gestos, su rostro, su mirada. No paraba de mirarla y estar atento a su rostro. Tanto la observaba, que me lo dijo. Le pregunté “¿Te molesta?” Me dijo que no, y nos reimos. Fue una cena divertida. Aunque ella durante un instante apartase la vista de mí, yo no la apartaba de ella.
Cenamos pasta, plato que nos encanta a los dos y Byanca era la primera persona a la que veía comer con cuchara y tenedor. Seguramente yo no soy más que un bárbaro pueblerino Lengua Probé la experiencia y hasta me salía bien! Nos reimos por mi inicial torpeza en el uso de la cuchara. La proxima vez que coma pasta, ¡usaré cuchara y tenedor! Compartimos el segundo plato. Me animó a probar su postre de chocolate y he de admitir, que aunque no me gusta en exceso el chocolate estaba riquísimo!
Finalmente, tras una cena deliciosa, salimos del restaurante y me llevó de marcha.
Hacía tiempo que no salía. Aqui al final de salir, beber, emborracharte y vuelta para casa, te acaba aburriendo. Pero aquella noche fué totalmente distinta y alucinante. Empezé algo nervioso e incómodo. Pero a medida que tomé mi primera cerveza (hacia años que no bebia y tenia que ver mi resistencia) y que me sentaba bien, me relajé. Compartimos risas, compartimos copas, compartimos bailes. No podia evitar sonreir mientras hablabamos. Ella me devolvía las sonrisas. Me salía totalmente natural, por que estaba relajado. Normalmente soy una persona seria y reservada, pero si alguien me da la suficiente confianza, me relajo. Y eso es lo que me pasó con Byanca. No era Byanca la profesional, sino que estaba en presencia de Byanca la persona. Byanca, se resintió del tobillo, por desgracia. Pero intenté animarla con mis bailes torpes, con mis chistes y lo conseguí. Ella también se sentía relajada, y eso era lo que yo quería. Un disfrute mutuo, pero como personas. Ella se reía por que a mi me veía feliz y animado. He de decir, que cuando bebo mucho hago muchas tonterias (supongo que como la mayoria de las personas) pero tampoco bebímos tanto aquella noche. Compartimos unos cigarros y más risas, a medida que hablabamos. Me contagiaba su naturalidad, su caracter.
Estuvimos en 3 o 4 locales. Me presentó a algunas de sus amistades. Muy majos todos. Tuve la suerte de conocer a alguna de sus amistades y charlar con ellos. Bailar con ella, besarme con ella, beber con ella. Me encanta su ritmo, su sensualidad a la hora de bailar. Es divertida, alegre y al igual que lo es en su trabajo, es muy pasional. Es alguien de otro mundo (por lo menos para mí). Una de las veces, me hizo acompañarla al baño, y lo prometido se cumplió. Se bajó las braguitas y me hizo comérsela en el baño. Se la puse dura en unos segundos, solo del morbo que ambos sentíamos. Tanto disfrutamos de la noche, que ya eran las 6 de la mañana y yo debía coger el autobús de vuelta a las 8 de la mañana. ¡Se nos había pasado la noche volando! Ambos nos lo habíamos pasado, ya no bien, sino que ¡Divinamente!Así pues, con diversión y risas, fuimos a la habitación. Una vez allí, nos besamos ambos bien calientes. No nos atrevíamos a hacer nada más, por la hora (Aunque hemos quedado para repetir y probar mas cosas. Pronto)
He tenido el maravilloso placer de conocer a Byanca. A la persona. Se que con este relato he dado mayor importancia a lo primero, cuando fué la parte más pequeña. Y mi intención era dar una mayor importancia a la segunda. La parte más larga fue la pasado con ella cenando, bailando, bebiendo, riendonos.
Tengo claro, que pienso volver a la loca noche madrileña, con la inestimable compañía de Byanca Carvalho. También hemos pensado en probar más cosas. Pero solo pensar en aquella noche, me pongo cardíaco, tanto de placer, como de alegria.
Gracias Byanca. Por tu maravillosa personalidad, por tu jovialidad, por tu dulzura, por tu atención. Por dejarme ver a la Byanca natural.
Por tener cuidado conmigo, cuando acabé algo perjudicado (maldito alcohol!!! jajajajajaja)
Pronto….pronto….
Added on March 01, 2017 at 12:00 am